Una gran demanda de energía para calefacción existe por estos días en Norteamérica debido a las bajas temperaturas que registran los termómetros. Fotografía de Carina Vásquez |
La carrera por los
recursos naturales se hará más frenética en la medida en que se aplace la
apuesta decidida hacia la masificación del uso de las energías renovables en
detrimento de la energía fósil, ya en declive y altamente contaminante.
Mientras más se tarde en dar este paso, la posibilidad de confrontaciones y sus
flagelos derivados por el apropiamiento de los recursos naturales escasos será más
palpable, por no hablar de las catástrofes ambientales, un tema ya bastante
trillado, y sus impactos en las poblaciones más vulnerables. Los mercados
energéticos deben reaccionar ante este desafío, el afán rentístico debe dar
paso a la conciencia.
De acuerdo a la
opinión de muchos analistas los recursos energéticos mundiales resultan
suficientes para satisfacer la demanda actual y prevista en las próximas
décadas, pero la disponibilidad de los mismos se prevé que será cada vez más
costosa. Básicamente entran en juego factores como las tecnologías disponibles,
la capacidad de almacenamiento, los canales de distribución, la
democratización, la regulación para un acceso equitativo de agentes y sectores
interesados, voluntad política y sobretodo, liderazgo. Un liderazgo apropiado
para los momentos actuales y venideros; es decir, transparente y razonable,
coherente con la ingente necesidad de dar un vuelco a esta carrera frenética
hacia el abismo al que conducen el despilfarro energético y su estela de contaminación
y degradación ambiental.
La comodidad provista
por las fuentes fósiles introdujo a la humanidad en un gran letargo del que aún
no logra escapar. El hecho de perforar extraer y quemar se arraigó tanto en la
cultura industrial de la época que se convirtió en un símbolo característico
del siglo XX y aún del XXI, en el motor del desarrollo, el impulso para superar
los límites de la escasez, la movilidad, el hambre y la comunicación. El
confort ha sido la obsesión perseguida desde que el acceso a las fuentes
fósiles se convirtió en una actividad masiva y a la orden del día para los
grandes inversores. La dependencia de la energía derivada de estás ha llegado a
tales límites que no se visualiza aún la vida sin su fácil disponibilidad.
Todavía la humanidad se aferra a su omnipresencia, no se resigna a su creciente
escasez y a tener que abandonar su uso para volver a las fuentes renovables
primarias. Lo paradójico es que todo ello ha llevado a un gran deterioro
ambiental y al impulso, de acuerdo al IPCC, de un calentamiento atmosférico
acelerado que pone en riesgo la estabilidad social y política mundial.
Es claro que es el
momento propicio para dejar atrás progresiva y oportunamente la energía
proveniente de las fuentes fósiles, de no hacerlo ahora las posibilidades de
recuperar o restablecer ecosistemas en deterioro, especies en vía de extinción
y desacelerar el ritmo del calentamiento, se reducen considerablemente; sin
embargo, es necesario que para ello se establezcan acuerdos pertinentes sobre
la base del bien común y de la integración. Además, se debe tener en cuenta que
la oferta directa o indirecta de la energía solar, el viento y las mareas no
son coincidentes con los tiempos de demanda del hombre, esta es variable con la
latitud, con la estación, con el día y la noche; por lo tanto, el reto es como
se integran, como se almacenan, como se hacen sistemas más baratos y ubicuos,
económicamente alcanzables para todo el mundo.
El enfoque en la generación de energías renovables debe
superar el escollo de la desigualdad, propiciar el acceso libre de todos a un
consumo mínimo sustentable sin dejar de lado que hoy en día el medio ambiente
debe ser el condicionante principal de la tecnología energética.
Los mercados
energéticos y sus subsectores son muy heterogéneos y las características de
naturaleza geológica, técnica, geopolítica, de mercado, fiscal y de regulación,
varían según el combustible, según la etapa de la cadena del combustible y
según la región. Integrarlos para acudir al llamado del planeta y a la
preservación y restauración ambiental es un reto que se debe acometer antes de
que sea demasiado tarde.
Referencias:
Scarpellini, S., Aranda Usón, J. A.,
& Zabalza Bribián, I. (2008). Introducción
a los mercados energéticos. Zaragoza, España: Universidad de Zaragoza.
Vásquez Castellar, N. (22 de Febrero de
2015). Biocombustibles, el remedio
puede resultar peor que la enfermedad. Obtenido de El observador:
http://elobservadorm.blogspot.com/
Nelson Vásquez Castellar
metparatodos@gmail.com
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