Al margen de las noticias llamativas con tintes catastrofistas, no se puede negar que el sistema climático está respondiendo positiva y sistemáticamente a un incremento de temperatura. Sin embargo, aún son muchas las cosas que ignoramos sobre todo cuando intentamos abordar un concepto tan complejo como el cambio climático, o lo intentamos simplificar a la simple explicación de las evidencias actuales o imputándole la ocurrencia de cualquier evento meteorológico.
viernes, 31 de julio de 2009
martes, 28 de julio de 2009
El otro punto de vista (Parte 3)
Lo importante es que tengamos presentes que sea cual sea la causa del calentamiento actual, tenemos que crear conciencia acerca de nuetra forma de vivir y el impacto que puedan causar nuestras acciones en el medio ambiente. Acordemonos que antes eramos relativamente pocos, ahora somos 6.000.000.000
El otro punto de vista (Parte 2)
Conocer los diferentes puntos de vista respecto al calentamiento global nos aportará bases suficientes para hacer un análisis crítico y objetivo alrededor de este, y lo que es mejor, nos permitirá tener un mejor conociminto para vivir responsablemente.
El otro punto de vista (Parte 1)
Las discrepancias en torno a las causas reales del calentamiento global, así como la magnitud de este, son evidentes en el campo científico. Hacer un análisis crítico, basado en una investigación objetiva alejada de cualquier sesgo, es una tarea pendiente que nos corresponde realizar. El reto es que sean cual sean las causas, sea mínimo o máximo el nivel de calentamiento, tenemos que ser responsables con el planeta en que vivimos. Es un valor característico de una sociedad civilizada.
jueves, 23 de julio de 2009
La fuerza de la naturaleza
La tierra es un planeta vivo, capaz de autorregularse transitando del caos a la calma. Conozcamos mas acerca de el para vivir mejor.
lunes, 20 de julio de 2009
Calentamiento global, la evidencia de los glaciares colombianos
La desaparición progresiva de zonas glaciares se constituye como una de las evidencias más puntuales y certeras de la existencia del incremento progresivo de la temperatura media del planeta. Este fenómeno se corrobora con la disminución de una extensión considerable de la críosfera (regiones del planeta cubiertas por hielo y nieve, tanto el territorio continental como los mares) a nivel general, desde el océano Ártico y los glaciares de Groenlandia hasta la Antártida.
Es casi de total conocimiento público la información acerca de este fenómeno, y en Colombia no es la excepción. Según un estudio realizado por el Instituto de Hidrología Meteorología y Estudios Ambientales (IDEAM), la extensión de los glaciares que aún persisten en el país se sigue reduciendo a un ritmo acelerado, lo que de acuerdo a la tendencia actual, los condena a desaparecer, en su gran mayoría, durante el presente siglo.
Los glaciares constituyen masas de hielo que se desplazan por efecto de la gravedad, deformándose y generando grietas. Es un sistema muy dinámico capaz de erosionar, transportar y sedimentar, con base al desplazamiento del hielo. Los glaciares se dividen en dos zonas, la de acumulación, y la de oblación, donde se funde la masa glaciar. Estas dos partes están limitadas por la línea de equilibrio glaciar, línea que separa las zonas donde se acumulan las nieves y el glaciar gana masa, de aquella porción en la que la fusión implica la pérdida de masa. Esta línea de separación es la que permite estudiar la dinámica de los glaciares, pues varía de acuerdo a las condiciones climáticas del entorno del glaciar, su altitud señala la situación de la separación entre pérdida y ganancia; además, es fundamental para establecer las características paleoclimáticas y climáticas de glaciares del pasado o la actualidad.
Actualmente en Colombia existen seis (6) glaciares o nevados: Sierra nevada de Santa Marta (máx. altitud 5775 m.), volcán Nevado del Ruiz (Cordillera Central, 5400 m.), volcán Nevado Santa Isabel (Cordillera Central, 5110 m.), volcán Nevado del Tolima (Cordillera Central, 5280 m.), volcán Nevado del Huila (Cordillera Central, 5655 m.), y Sierra Nevada del Cocuy (Cordillera Oriental, 5490 m.). Estos glaciares son algunos de los pocos conocidos como glaciares de montaña o glaciares cálidos o intertropicales que aún quedan en el planeta cercanos al Ecuador. Esta misma situación se presenta, además de los andes suramericanos, en Nueva Guinea y África Oriental, las cuales son las únicas regiones del planeta que presentan este tipo de glaciares en la actualidad.
El IPCC destaca en su último informe que los glaciares de montaña y la cubierta de nieve han disminuido como promedio en ambos hemisferios. En Colombia durante el siglo pasado desaparecieron ocho y se prevé que entre 2010 y 2020 desaparezcan el Nevado del Ruiz y el del Tolima.
Los glaciares desaparecidos, de acuerdo al estudio citado están detallados en la siguiente tabla:
Glaciar o Nevado | Año | Localización. Lat. - Long | Departamento |
Volcán Puracé | 1940 | 2°19´ - 76°24´ | Cauca – Huila |
Volcán Galeras | 1948 | 1°14´ - 77°22´ | Nariño |
Volcán Sotará | 1948 | 2°06´ - 76°36´ | Cauca – Huila |
Volcán Chiles | 1950 | 0°50´ - 71°56´ | Nariño |
Volcán Pan de Azúcar | 1960 | 2°16´ - 76°21´ | Cauca – Huila |
Volcán Quindío | 1960 | 4°43´ - 75°23´ | Risaralda – Tolima – Quindío |
Volcán del Cisne | 1960 | 4°51´ - 75°21´ | Caldas – Tolima |
Volcán Cumbal | 1985 | 0°58´ - 77°54´ | Nariño |
Estos pequeños nevados han desaparecido, principalmente, por efectos atmosféricos o por reactivación volcánica, ya que todos, como algunos de los que persisten hoy, se encontraban en la cumbre de este tipo de elevaciones. De los seis que aún tienen vigencia, cuatro obedecen a esta clase de accidentes geográficos.
Se calcula, gracias a los resultados obtenidos mediante la interpretación de fotografías aéreas, que desde el final del neoglacial de 1850 la extensión de nevados contraída abarca entre un 60% y un 80%. Al hacer una comparación entre las pérdidas de los glaciares de Colombia con la información de temperatura media anual de estaciones de alta montaña con largos registros, se pudo observar una tendencia al aumento en unas cuantas décimas de grado desde mediados de la década del 70. Las causas de este aumento de temperatura no son conocidas, pero se cree que están relacionadas con el calentamiento global.
La situación es preocupante, ya que además del hecho de constituir un fenómeno natural de significativa belleza, los glaciares y nevados representan un gran componente de la oferta hídrica para muchas poblaciones que se ven beneficiadas por su drenaje y la conformación de afluentes de los ríos más importantes del país. Para muchas de estas poblaciones el abastecimiento de agua depende exclusivamente de la fusión de los glaciares, y de desaparecer estos, generarían un desabastecimiento, no solo del preciado líquido, sino de gran parte de la oferta alimentaria que en su gran mayoría se cultiva en zonas de fácil acceso a los cuerpos de agua dulce para suplir las necesidades domesticas; además, aún existen en el país lugares (zonas urbanas menores) donde por no existir sistemas de acueducto, su única fuente de abastecimiento hídrico la constituyen las fuentes naturales.
Otro aspecto importante a tener en cuenta es el alto albedo que tienen la nieve y el hielo; es decir, reflejan en gran medida la radiación solar que reciben. Sin la críosfera, el albedo global sería significativamente menor, de modo que la superficie terrestre absorbería más energía y como consecuencia la temperatura atmosférica podría elevarse aún más. Este efecto aceleraría, a la vez, la perdida progresiva de las masas de hielo existentes.
El panorama no es nada alentador, pero ante esta realidad les corresponde a las autoridades ambientales del país empezar a diseñar planes que permitan hacer frente a un futuro desabastecimiento de agua en algunas regiones sin que esto implique grandes traumatismos en la vida de sus pobladores.
Nelson Vásquez Castellar
Fuentes:
IDEAM: Los glaciares colombianos, expresión del cambio climático global
GRENPEACE: Desaparición de los glaciares pirenaicos españoles
Fotografía: Nevado del Tolima. www.taringa.net/
martes, 14 de julio de 2009
Calentamiento global, ¿A que tememos?
Asociado a la teoría del calentamiento global encontramos el miedo a la catástrofe, a lo que está por venir, a las consecuencias derivadas del aumento progresivo de la temperatura global del planeta si la tendencia actual continúa su curso y las predicciones se concretan; o lo que es peor, si no se sigue haciendo nada para intentar revertir esa tendencia.
Tememos básicamente a que el clima cambie y con el se vea afectado el rendimiento agrícola en diferentes regiones del planeta y consecuentemente disminuya la producción de alimentos, a que se reduzcan los aportes de agua dulce, a que suba el nivel del mar y aumenten los desastres, a la proliferación de enfermedades fruto de la destrucción y el caos cuando se conjugan con pobreza y desatención; entre otras consecuencias más que disminuyen en su grado de priorización.
Pero cabe resaltar que esas circunstancias a las que les tememos gran parte de la población hoy, las han venido padeciendo durante mucho tiempo millones de personas en el mundo cuyo número en la actualidad antes que disminuir aumenta, quienes no han tenido que padecer los efectos de un cambio climático abrupto para hacerse a la herencia de la exclusión y la precariedad con sus más afamados caracterizadores: Insalubridad, desnutrición, desempleo, analfabetismo, etc. A estas masas desatendidas poco le interesan los efectos que se puedan originar del temido calentamiento global, pues ellos ya lo han padecido casi todo, ya saben de antemano que en la lucha contra este fenómeno ellos son los primeros en la línea de batalla aún cuando su contribución al problema haya sido casi nula; otros, sabemos que el problema no es tomado con la seriedad que se merece, sino, que es utilizado como comodín por muchos gobiernos para seguir desatendiendo problemas estructurales que golpean a la sociedad tanto como lo podría hacer en un futuro el calentamiento global; o, como justificación para no incorporarlos al desarrollo y seguir manteniendo los privilegios de las minorías en las cuales se concentra la riqueza.
¿Acaso el hambre no es el principal flagelo que asota a gran parte de los países africanos e innumerables regiones de Asia y América latina cuando en otros lugares hay abundancia de alimentos? ¿No son hoy los pobladores de zonas subnormales asentadas en la ribera de los ríos, en sitios aledaños al mar y las faldas de montañas las principales victimas de inundaciones, deslizamientos y otro tipo de desastres asociados a fenómenos meteorológicos? ¿No son victimas los pobladores de estas zonas de múltiples enfermedades curables que causan su muerte por falta de recursos y atención médica? ¿No son también victimas del no suministro de agua potable por falta de acueductos o por contaminación de fuentes naturales por parte de la industria? El calentamiento global es una realidad, una amenaza para las futuras generaciones, un problema que debe ser enfrentado con estrategias coherentes; pero no una excusa para desviar y derrochar recursos que podrían ser invertidos para mejorar realmente las condiciones de vida de muchos que hoy carecen de los medios más básicos de subsistencia.
Pero en el trasfondo de todo, por lo que realmente se teme es ir en dirección a la desposesión de los privilegios, excentricidades y comodidades con que cuentan los habitantes de países que por su grado de desarrollo hacen parte de las esferas de poder. Existe un miedo por ser despojados de su derrochadora forma de vivir que es, entre todas, la principal de las causas del daño ecológico y la contaminación en nuestro planeta, que en ultimas repercute como una amenaza tanto para los unos como para los otros. Existe la preocupación de que se esfumen los innumerables beneficios que han sido proporcionados por el tipo de desarrollo escogido, un desarrollo que se fundamenta en un absolutamente insostenible consumo de recursos.
En realidad quienes más tienen que perder son los países ricos, los llamados desarrollados, no solo porque son los que más ven amenazada su forma de vida; sino, por el gran impacto que tienen sus acciones en la vida del planeta. Por Ello son a quienes más corresponde actuar para conocer mejor el problema y para combatir sus efectos negativos.
Las estrategias a llevar a cabo para combatir el calentamiento global no eximen de la responsabilidad de instaurar y llevar a cabo políticas de inclusión de los más necesitados al desarrollo, un desarrollo que se fundamente en garantizar un nivel de vida digno para todos sin victimizar el medio ambiente, la sostenibilidad y el dinamismo de la vida en nuestro planeta.
Sea cual sea la fuente o la causa principal, el calentamiento global sigue progresando, pero no así el compromiso, salvo de unos pocos, de hacer lo posible por intentar revertir la tendencia hacia un nivel de incremento de la temperatura global que ocasione un cambio climático de considerables proporciones.
Si los temores fueran los que normalmente se esgrimen, entonces hoy, más allá de la simple retórica, lucharíamos conjuntamente contra la pobreza, el hambre y un mejor hábitat para todos.
Entonces, sería bueno preguntarnos ¿A que tememos realmente?
Nelson Vásquez Castellar
metparatodos@gmail.com