miércoles, 25 de febrero de 2009

El cambio climático en el contexto del desarrollo humano

En un mundo dividido como el nuestro, principalmente en torno al factor riqueza, no es difícil establecer hacia que lado encontramos los menores índices de desarrollo humano y cuales, además de la pobreza, son las causas de esa situación. Causas que realmente son derivadas de aquella, aunque no siempre.

Entonces, en medio de esa realidad, también resulta fácil añadir una causa más sin ningún tipo de responsabilidad, o lo que es peor, intentar explicar todos los males a través de una sola, ocultando los verdaderos orígenes del problema.

La mención llega por el uso indiscriminado de las palabras cambio climático para explicar un sinnúmero de aspectos sociales cuyos orígenes son completamente diferentes, y más aún cuando las evidencias científicas apuntan a que nos encontramos en una etapa de desarrollo incipiente, aunque muy significativa, de lo que podría llegar a ser este fenómeno. Las administraciones públicas y los gobiernos han encontrado en el cambio climático el comodín para ocultar la real contribución de sus ineficiencias y mal uso de los recursos, a las dificultades que padece la población más pobre, especialmente en los países con niveles de desarrollo inferior. Desde el raquitismo de algunos sectores agrícolas que por falta de inversión y el establecimiento de programas pertinentes serios no avanzan, hasta las inundaciones de zonas subnormales que podrían evitarse con el simple hecho de implantar planes de vivienda social, reubicaciones permanentes o mejoramientos de infraestructuras. Hay para todos los gustos.

Y aún a pesar de lo útil del término (cambio climático) como excusa para tantos males, es poco lo que se hace en términos efectivos para contrarrestar la probabilidad de que antes de terminar este siglo podamos ser testigos de cambios significativos en las condiciones climáticas que puedan impactar negativamente a la población mundial; algo que resulta hasta lógico si se tiene en cuenta el desconocimiento de las reales implicaciones que un posible cambio climático traería para la humanidad, y la falta de voluntad para mirarlo más allá de un instrumento político para atraer la atención y darle la importancia que merece.

El cambio climático es un factor que puede llegar a ser determinante en el desarrollo humano de esta y las futuras generaciones, sin embargo, es poco lo que se ha avanzado a pesar del conocimiento que se tiene de los factores que podrían acelerarlo y de los mecanismos que deberían implementarse para desestimular el incremento progresivo del calentamiento global; ni siquiera los países firmantes del protocolo de Kioto han cumplido con las metas de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero a las que se habían comprometido, un ejemplo lo constituye España que está emitiendo aproximadamente un 53% de dióxido de carbono por encima de lo que emitía en 1990, y un 38% más de lo que se había comprometido a emitir en el 2012.

El desarrollo visto desde la perspectiva de ampliar las oportunidades de la gente y la de ofrecer alternativas de inclusión dignas para mejorar los niveles de vida de la población mundial se ve amenazado por las manifestaciones de cambio en las variables climáticas que marcan una tendencia a un cambio climático de gran relevancia. Hoy ya muchas personas están sufriendo los efectos de sistemas meteorológicos severos, que si bien algunos no tienen una relación directa con el previsible cambio climático, no se puede desconocer que en un escenario con cambios de mayor magnitud producidos por el calentamiento global, dichos efectos pueden ser catastróficos.

Por ello, cuando se tienen metas como las condensadas en los objetivos de desarrollo del milenio, que atañen al progreso y al alcance de un mundo menos asimétrico en cuanto a desarrollo humano se refiere, no se puede dejar de lado la consideración de un fenómeno como este, que puede causar efectos contrarios al alcance de esos objetivos. Porque erradicar la pobreza extrema y el hambre, reducir la mortalidad infantil, mejorar la salud materna, combatir el VIH/SIDA, el paludismo y otras enfermedades, y garantizar la sostenibilidad del medio ambiente; si bien es cierto que se combaten con la unión de esfuerzos de cooperación internacional y de programas específicos dirigidos al alcance puntual de cada objetivo, no se puede desconocer que las condiciones climáticas juegan un papel fundamental para el alcance de los mismos. Porque la incidencia del aumento progresivo de la temperatura sobre las zonas tropicales puede disminuir en gran medida la productividad de cultivos vitales para la alimentación y el sustento económico de la población que se asienta en estos lugares, aumentar el riesgo de que enfermedades propias de la zonas tropicales se puedan presentar en latitudes medias, y producir desequilibrios en el medio ambiente que indirectamente acentúen la problemática que se desea combatir.

De aquí se deduce que la lucha contra el calentamiento global debe estar contemplada dentro del marco de la lucha para el desarrollo de la humanidad. Y a partir de allí establecer un nuevo acuerdo de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero que incluya a China e India que ya emiten en una proporción considerable y lo seguirán haciendo en mayor cuantía en los próximos años, y que además obligue a los Estados Unidos a firmarlo, y al igual que a los demás países emisores, a cumplir con lo pactado.

Todavía queda mucho por hacer, estamos siendo testigos, apenas de manifestaciones iniciales de un fenómeno que se prevé de grandes dimensiones si se continúa en la dirección equivocada. Según el IPCC, si se mantienen las emisiones de gases de efecto invernadero al ritmo actual o a uno superior causarían un calentamiento mayor e inducirían muchos cambios en el sistema climático mundial durante el siglo XXI, que muy probablemente superarían a los observados durante el siglo XX. Causa preocupación que comenzando este siglo la energía que utiliza el mundo procede en más de tres cuartas partes del consumo de fuentes combustibles fósiles, y este consumo supone una creciente emisión de gases invernadero – Dióxido de carbono, vapor de agua, metano, etc. -; y más cuando existe una gama de países que se encuentran en plena transición hacia una mayor industrialización de sus economías basadas en las mismas fuentes energéticas y que ostentan poblaciones de tamaño descomunal y en pleno crecimiento – India, China, Brasil, México, entre otros -.

Pero se puede hacer mucho todavía, es posible que con medidas coherentes hacía la búsqueda de un medio ambiente sustentable que posibilite el logro de los objetivos propuestos en materia de desarrollo humano y con el desarrollo de nuevas fuentes de energía “limpias”, se logren estabilizar la concentración de gases de efecto invernadero de origen antrópico y por ende la temperatura media global a niveles tolerables para la vida humana y para la adaptación de las demás especies. Aunque nos llevaría mucho tiempo llegar a ese punto por el daño que quizá ya hemos producido, vale la pena el esfuerzo. Ojala los lideres mundiales lo vean de esa forma.

El calentamiento producido por causas antropogénicas posiblemente continuará durante siglos debido a las escalas de tiempo asociadas con los procesos climáticos y los retroefectos, incluso si la concentración de gases de efecto invernadero se estabilizase, según el IPCC. Pero aún está por comprobarse, el cambio climático sigue estando en nuestras manos, así como la lucha por un desarrollo que nos incluya a todos.

Fuente: IV Informe IPCC.
Fotografía: www.fao.org

Nelson Vásquez Castellar
www.cambioclimatico.org

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