Alejandra Pizarnik: Hija del viento. Fuente: AP |
1. INTRODUCCIÓN
La presión y el viento son dos magnitudes atmosféricas
estrechamente relacionadas entre sí. El principal motor que impulsa al aire a
moverse es la diferencia de presiones existentes entre distintos lugares, de
tal manera que el aire se pone en movimiento precisamente para paliar esos
desequilibrios de presión. A su vez el viento, al desplazar masas de aire desde
unos lugares a otros, genera vacíos y agolpamientos de aire que contribuyen a
alterar la distribución de las presiones (Pita, 2009). Dada esta conexión entre
ambas variables, su estudio se desarrolla, por lo general, de manera conjunta.
Debido a que la atmosfera es un fluido que se desplaza en todas
las direcciones obedeciendo a un desequilibrio de presiones, es lógico que
exista una interrelación entre los movimientos verticales y horizontales del
aire. En la atmosfera todos los movimientos se encuentran conectados y son
estrechamente interdependientes, de forma que cualquier movimiento horizontal
conduce a un movimiento vertical, y viceversa. El viento siempre se desplaza
desde las zonas de alta presión hacia las de baja presión, presentándose en los
primeros agolpamientos de aire y vacíos en las segundas. Por lo general en las
zonas de alta presión existe acumulación de aire que obliga a que este diverja
desplazándose hacia zonas de baja presión en las que, por su naturaleza, se
presentan deficiencias o vacíos de aire. En estas últimas el aire tiende a
escapar, ya sea debido a efectos térmicos o dinámicos. La configuración zonal
de sistemas de baja y alta presión determina el movimiento atmosférico y la
intensidad de este.
El aire, en el plano general, se mueve en función de compensar los
desequilibrios de presión y debido al movimiento de rotación de la tierra. Las
diferencias de presiones están íntimamente ligadas a las diferencias térmicas
experimentadas por la superficie terrestre al absorber la radiación
electromagnética proveniente del sol. Como la superficie no es uniforme, sino
que más bien presenta una gran variedad de cubiertas que absorben o reflejan la
radiación solar de maneras distintas, así también se configuran diferencias
marcadas en la presión que el aire ejerce sobre la superficie, siendo esta
mayor en las superficies en donde se presenta menos calentamiento y viceversa,
siempre que consideremos un mismo nivel horizontal. Sin embargo, es necesario
considerar otros factores que entran en juego, más allá de lo que concierne a
la temperatura, a la hora de hacer un análisis para determinar cuan altas o
bajas pueden ser las presiones en un lugar determinado y como estas pueden
inducir el movimiento atmosférico. Dos de estos factores son la latitud y la
altitud, ya que en función de estos la densidad del aire varía y con ello,
efectivamente, varían las presiones.
2.
CONCEPTO Y MEDICIÓN DEL VIENTO
El viento se define como el movimiento horizontal o parahorizontal
del aire. En este concepto se deja de lado el movimiento vertical del mismo, el
cual tiene una componente mucho menor a pesar de su gran importancia para la
comprensión de numerosos fenómenos meteorológicos. Sin embargo, es necesario
aclarar que los movimientos horizontales que constituyen el viento se deben
entender como movimientos relativos respecto a la superficie terrestre y no
como movimientos absolutos.
Como ya se sabe, la tierra realiza un movimiento de rotación
alrededor de su eje en dirección W – E y la atmosfera, adherida a ella por la
atracción gravitacional, realiza ese mismo movimiento en simultaneo. Para un
observador en tierra este desplazamiento del aire no resulta apreciable porque
es sincrónico con su propio desplazamiento, de ahí que no se califique como
viento. Solo cuando el movimiento horizontal del aire es diferente en dirección
o velocidad al realizado por la superficie terrestre adquiere para dicho observador
la categoría de viento. Así, un viento del W debe entenderse como un
desplazamiento del aire en dirección W-E a velocidad superior a la rotación
terrestre. Por otra parte, un movimiento del aire en dirección W–E, pero a
menor velocidad que la rotación, será calificado como viento del E. Por último,
un desplazamiento horizontal del aire con dirección W-E con velocidad idéntica
a la rotación de la tierra, será calificado como viento en calma. Descarga el documento completo aquí