Ha terminado el mes
de mayo y el saldo respecto al nivel promedio de precipitaciones que lo
caracteriza es negativo por cuarto año consecutivo. Sin embargo, niveles tan
bajos como el de este año no se habían experimentado desde 1997. En esa ocasión
la cantidad de precipitación caída fue de 25,6 milímetros, bastante coincidente
con la de este último año cuyo registro estuvo en 27,8. El mes de abril pasado
también ha resultado ser uno de los más secos de la historia debido a que no se
registró caída de lluvias. Para ambos meses las precipitaciones han
experimentado una caída sostenida desde los últimos 4 años respecto al promedio
climatológico 1981 – 2010 y de acuerdo a los datos suministrados por la
estación meteorológica del IDEAM instalada en el aeropuerto Ernesto Cortissoz.
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Fuente: El autor |
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Fuente: El autor |
En los dos últimos
años, el comportamiento de la precipitación en el mes de mayo ha sido
característico de un mes árido de acuerdo al índice de aridez de Gaussen, aún a
pesar de ser el mes con mayor nivel pluviométrico promedio normalmente del
primer semestre con cantidades alrededor de los 118 milímetros. Abril, a pesar
de ser un mes árido en esta zona, es normal que mantenga promedios del orden de
31 mm. Sin embargo, este año no presentó precipitaciones; configurándose uno de
los abriles más secos de los últimos 25 años.
Este comportamiento
presenta cierta ciclicidad. Factores como la presencia del fenómeno ENOS, la
ZCIT, la actividad en El Caribe durante la temporada de huracanes y la
oscilación del atlántico norte (NAO por sus siglas en inglés), entre otros,
condicionan el régimen de las variables meteorológicas en la región,
especialmente de las precipitaciones, las cuales tienen una marcada
estacionalidad. Por lo tanto es muy probable que el comportamiento actual sea
transitorio y nuevamente retome una tendencia alrededor a los promedios
normales.
Más allá de lo que se
evidencia en el momento, al hacer un análisis entre los promedios
climatológicos de las series de tiempo 1971 – 2000 y 1981 – 2010, se puede
observar un aumento en la precipitación anual promedio, especialmente desde
junio a diciembre. Tal ha sido el aumento que el régimen pluviométrico con
característica bimodal que presenta la ciudad está pasando a ser monomodal,
principalmente debido al incremento de los promedios en los meses de junio,
julio y agosto.
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Fuente: El autor |
Realizando un
análisis de anomalías y tendencias de las precipitaciones en los meses de abril
y mayo, utilizando una correlación polinómica para seis períodos, se prevé que,
matemáticamente, para los próximos años debe darse un aumento en las cantidades
de lluvia caída para ambos períodos.
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Fuente: El autor |
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Fuente: El autor |
Incorporando el
índice de aridez de Gaussen al análisis de los datos se puede establecer que de
acuerdo al comportamiento de la precipitación y la temperatura promedio, el mes
de mayo se configuró como un mes árido más allá de que en condiciones normales
no lo es.
Observando los
gráficos del índice señalado se puede evidenciar que los meses que entran según
los promedios de la serie de tiempo 1981 – 2010 en la categoría de aridez
(niveles por debajo de la línea roja) son diciembre, enero, febrero, marzo y
abril. Junio, julio y noviembre se pueden considerar semiáridos, mientras que
los catalogados como húmedos (niveles por encima de la línea verde) son mayo,
agosto, septiembre y octubre.
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Fuente: El autor |
El índice de aridez
de Gaussen determina que:
En
lo que va corrido de 2015, hasta mayo 31, la cantidad de precipitación caída ha
sido de 69,6 milímetros. A esta fecha el nivel normal debe estar alrededor de 153
milímetros. Además de ello el mes en que más ha precipitado durante el año ha
sido febrero (41 mm), algo inusual por cuanto este es un mes en donde
normalmente se presenta escasa presencia de lluvias. Este comportamiento no
debe ser motivo de alarma pues obedece a características propias de la
variabilidad climática.
Nelson
Vásquez Castellar