Fuente:
Asociación GAIA. https://gaia.org.ar/educacion-y-cultura/
La
sociedad de hoy adolece de un proceso de aprendizaje inclusivo y continuo que
permita avanzar en la consolidación de valores que coadyuven al desarrollo
participativo de todas las vertientes sociales. Esto, con el fin de progresar
hacia la cohesión de los tejidos que fortalezcan el camino hacia un entorno que
propicie la integración alrededor de la ciencia y el conocimiento como ejes de
crecimiento y la transformación social.
Es
fundamental que en un complejo escenario en donde la información hace presencia
y fluye de manera masiva como nunca antes, el conocimiento brote como resultado
de un proceso de aprovechamiento de esta como fuente impulsora de integración
cultural y democracia. Además de ello, pasar a la sociedad del conocimiento
requiere el fomento de las iniciativas sociales en un ambiente de oportunidades
y facilidades para las diferentes expresiones culturales desde diferentes
ámbitos geográficos y demográficos.
El
apoyo de las tecnologías de información y comunicación se convierte en un
impulso en busca del acercamiento cultural y la asimilación de las diferencias
en ese ámbito como eje de interacción y fomento del intercambio de experiencias
y percepciones de la vida, del mundo, de la sociedad, del desarrollo y de las
diferentes bases sobre las que se asienta cada cultura y cada sociedad. La
sociedad del conocimiento es ante todo una sociedad solidaria en la que la
información fluye y fomenta la inclusión mediante el acercamiento cultural.
Propiciar
un enfoque integracionista en el que la educación y el aprendizaje sean los
motores de desarrollo de la sociedad, en el que la ciencia y la tecnología, la
investigación y la innovación acerquen culturas y sociedades y, además,
dinamicen la movilización hacia el intercambio cultural y el respeto por el
medio ambiente requiere de un compromiso que va desde lo micro a lo macro,
desde lo local a lo mundial, desde pequeños grupos sociales hasta naciones. La
educación de hoy no puede avanzar dando la espalda a la creación de un entorno
que fomente el desarrollo de las inmensas potencialidades humanas en un
escenario libre e inclusivo que inspire e impulse la vocación del ser.
La
visión del desarrollo desde una óptica economicista ha propiciado que la
educación esté a la orden de dicho enfoque, generando que el proceso educativo
se encause en suministrar fuerza de trabajo a los diferentes sectores
económicos abanderados del progreso, tal como se propone desde diferentes
enfoques avalados por la UNESCO. No está mal que la industria y la academia
comulguen y se integren para que cada día el personal que entra al campo
laboral esté mejor calificado y pueda servir mejor a la sociedad desde ese
ámbito; lo que si preocupa es si en realidad se está fomentando adecuadamente
que el estudiante de rienda suelta a su vocación e identifique los elementos
que lo motivan y lo inducen a centrarse en la realización de una actividad
determinada.
Es
normal hoy, cuando se le pregunta a un estudiante de secundaria el por qué le
gustaría escoger una carrera específica, recibir como respuesta que esta genera
más dinero que otras, colocando por encima de cualquier gusto, afición o
vocación, el deseo rentístico. Aquí se evidencia una problemática que se debe
resolver desde varios enfoques y varias vertientes; pero, sobre todo, creo que
el diseño curricular y el enfoque que este siga son determinantes para fomentar
la búsqueda del estudiante de incentivos diferentes y la exploración e
investigación de nuevos campos del saber que lo podrían conducir a una mayor
realización desde lo profesional y aún más desde lo personal.
La
situación no solo se circunscribe al entorno educativo de la secundaria. Este
también se evidencia desde los primeros pasos, cuando el estudiante transita
por la primaria. Es importante preguntarse ¿Cuáles son los elementos
incentivadores que permitan al niño ir encausándose en el desarrollo de su
vocación? ¿el currículo promueve que el estudiante se sumerja en esa búsqueda?
Pues, el diseño curricular es parte activa de la problemática y también de su
solución. Este debe ir más allá del rigor estructural y de lo cuantitativo.
Debe inmiscuirse en el fomento de las potencialidades y el desarrollo de las
capacidades del estudiante enfocado en la vocación de este. En esto difiero de
lo establecido desde otros enfoques (Punie 2007, Carneiro 2007 y Anderson
2014).
Si el estudiante desarrolla su vocación y a través de ella sirve a la sociedad entonces el proceso pedagógico habrá alcanzado su objetivo fundamental. Entonces la sociedad del conocimiento será una realidad.
Bibliografía
Lévy,
P. (2017). La cibercultura y la educación. Pedagogía y Saberes. Recuperado de https://revistas.pedagogica.edu.co/index.php/PYS/article/view/6234/5687
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París: UNESCO.
Scott,
C.L. 2015. El futuro del aprendizaje (i) ¿Por qué deben cambiar el contenido y
los métodos de aprendizaje en el siglo XXI? Investigación y Prospectiva en
Educación UNESCO, Paris. [Documentos de Trabajo ERF, No. 13].
Scott,
C.L. 2015. El futuro del aprendizaje 2 ¿Qué tipo de aprendizaje se necesita en
el siglo XXI? Investigación y Prospectiva en Educación UNESCO, París.
[Documentos de Trabajo ERF, No. 14].
Nelson
Vásquez Castellar
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